El costo de una etiqueta de seguridad es casi insignificante en comparación con la multitud de problemas que puede resolver, posicionándola en el segmento de precios bajos.
El daño a la imagen causado por falsificaciones mal hechas, el surgimiento repentino de un mercado gris desconocido y creciente, o actores deshonestos dentro de las cadenas de distribución – todos estos factores pueden generar costos inmensos que ascienden a millones. Solo en 2023, los daños económicos de las falsificaciones ascendieron a 461 mil millones de dólares estadounidenses. En este contexto, los gastos por etiquetas de seguridad son relativamente bajos, fáciles de implementar y se pueden integrar rápidamente sin cambios significativos en el proceso de embalaje.